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Vacunas genéticas: la ingeniería genética en vacunación

El 18 de junio de 1981, el gobierno de Estados Unidos anunciaba la creación de la primera vacuna desarrollada mediante ingeniería genética. ¿Contra qué enfermedad iba esta vacuna? ¿En qué consisten las vacunas genéticas? Descúbrelo a continuación.

La primera vacuna genética

La vacuna genética creada en 1981 iba dirigida contra la fiebre aftosa, una enfermedad que afecta principalmente al ganado (aunque también puede afectar a las personas que están en contacto directo con estos animales).

Llagas y debilidad son los principales síntomas de la enfermedad y, aunque generalmente no es mortal para los animales, los intentos para contenerla se deben a los estragos causados en el comercio internacional, el turismo y la industria cárnica mundial.

La enfermedad se transmite por un virus, y los primeros intentos para curarla se basaba, como otras vacunas, en inocular el virus, inactivo, en los animales. Sin embargo, esa vacuna no tenía mucho efecto e incluso a veces provocaron brotes reales.

En la década de 1970, los científicos descubrieron que la vacuna contra la fiebre aftosa podía hacerse  a partir de una única proteína clave del virus (sin tener que inocular todo el virus). En 1981, se utilizó la ingeniería genética para producir grandes cantidades de dicha proteína, algo que se consiguió injertando un poco de material genético del virus en bacterias de laboratorio. Los científicos “engañaron” a las bacterias para que produjesen solo esa proteína.

De este modo se consiguió la primera vacuna genética del mundo.

Ingeniería genética e inmunología

Así pues, las vacunas genéticas se basan en la producción en laboratorio de proteínas antigénicas (proteínas capaces de generar una respuesta inmune) procedentes del virus.

En 1986 se produjo la primera vacuna genética aprobada para su uso en humanos: la vacuna contra la hepatitis B.

A pesar del éxito inicial demostrado con la vacuna de la hepatitis B, ninguna otra vacuna por ingeniería recombinante ha sido aprobada para su uso en seres humanos. Existen dos motivos para ello. El primero es que  es poco probable que se desarrolle una vacuna genética para reemplazar una vacuna con licencia existente con un historial probado de seguridad y eficacia.

Además, las vacunas desarrolladas con ingeniería genética  son más costosas de fabricar que las vacunas convencionales,

Sin embargo, según los expertos, la tecnología del ADN recombinante o corte y empalme de genes se podría aplicar a muchas enfermedades para las que en la actualidad no hay vacunas preventivas, tales como el SIDA o la malaria.

CEO & Directora Técnico en
Especialista en Bioquímica Clínica,  Experta en Genética Clínica y Antropología Forense, Experta en Consejo Genético, Master en Reproducción Humana Asistida.